12.09.2012

«Contigo sí»: amor, razón e ironía en Mujeres, hombres y viceversa (II)


¡Es el amor, estúpidos! o MYHYV como lectores de Zygmunt Bauman         

 Para aquellos que no se han acercado a un libro de Weber y no han leído eso de que la modernidad llevaba consigo el desencantamiento del mundo y, corolario inevitable, que eso del amor se va al garete, pueden estar tranquilos. Dos instancias fundamentales de nuestra actualidad se han encargado de hacérnoslo saber: Zygmunt Bauman y Sexo en Nueva York. Aparecen, además, como contrapunto uno del otro: Bauman (Amor líquido, 2003) nos dice que el amor ya no es lo que era, que las relaciones ahora son frágiles, virtuales, utilitarias, higiénicas, fáciles de usar y, lo más trágico, desechables.

            Entonces interrumpirán ustedes y se preguntarán sorprendidos, quizá indignados tras escuchar las palabras del sociólogo de nuestro tiempo: ¿para qué MYHYV? ¿para qué tanto buscar, si el amor ya no existe, si ahora las relaciones son sólo sexo, y los individuos, pervertidos por el mercado, mercantilizados y alienados, se fijan solamente en el exterior, abandonados a la lógica del consumidor, y no ven personas sino objetos, de los cuales les interesa solamente su bella fisonomía? ¿para qué -insistirán ustedes- si las relaciones no son duraderas, la sinceridad ha perdido su significado, y ya no se puede decir "te quiero" sino un deje de ironía?

Miguel Brieva, Dinero


            Es posible que ese mismo instante, en un arrebato histérico, en un crescendo del fragor de su enfado, tiren por la ventana su ejemplar de Perdona si te digo amor, y que, al comprobar que esa edición de bolsillo consagrada al amor romántico -esa impostora esencial que les ha generado vanas esperanzas- no es capaz, en su cualidad de compacto, de romper el cristal y cruzar el umbral de la república independiente de su casa, es posible -decíamos- que se vean obligados a lanzar también la trilogía entera de Crepúsculo, infundados en la seguridad newtoniana que esos mamotretos romperán sí o sí el cristal. Aun con todo, son muchas las posibilidades que el sonido del cristal al romperse no aplaque por entero su ira y piensen que la saga de vampiros tampoco era tan buena como para realizar tal función catártica. Por ese motivo pueden verse conducidos por un daimon a usar como proyectil todo aquel objeto que ya no sea un ídolo de vuestra devoción al Amor Verdadero y, aprovechando la irregular salida de emergencia recién abierta en la ventana, procedan diligentemente a expulsar de su humilde morada los CD's de Pablo Alborán, El Canto del loco y Maldita Nerea, junto con la edición de coleccionista de El diario de Bridget Jones  y las seis temporadas de Sexo en Nueva York.

            "Espera un momento" dice la voz de la consciencia o del subconsciente, que bien podría ser la de Emma 'Hermes' García, poniendo de manifiesto aquello que no sabes que sabes. "Espera un momento pues, eso de 'amor de feria', y la liquidez de la relaciones, la fragilidad esencial de una esfera que ha perdido todo su valor, no era el lugar de dónde partía Sexo en Nueva York?¿No era lo que sabía Samantha?¿No es aquello que nos ha enseñado Carrie? Pero, y más importante, ¿no es verdad que aún es posible el amor? ¿no hay un excedente que va más allá de la materialidad, de la fragilidad, de la mercantilización? ¿no hay cosas que el dinero y la cirugía estética no pueden comprar?".

            La consecución irrefrenable de estos sabios pensamientos ha hecho que te quedarás petrificado con las siete temporadas de Sexo en NY en la mano en una posición cercana a la del Discóbolo. Crees tener que sentarte a reflexionar, a sacar rédito de las resonancias que aún puedes notar en tu cabeza. Te das cuenta que frente a ti está el televisor, aún encendido, y que -¡cómo pasa el tiempo!- ya son las doce y media y es hora de MYHYV (porqué, claro está, tenias puesto Telecinco). Decides mirarlo, como para ahuyentar ese momento socrático de autointerrogación dialéctica y obsesiva acerca de tus propias convicciones, y es entonces cuando te das cuenta de:

1) Los protagonistas de MYHYV son lectores de Zygmunt Bauman.
2) Los protagonistas de MYHYV son conscientes que el amor verdadero no se da a primera vista, sino que es fruto del trabajo: la comunicación, la sinceridad, la intimidad, la comprensión y el respeto son elementos fundamentales para construir una relación.
Y, por lo tanto:
3) Si te esfuerzas, en el amor, nada es imposible.


La falacia de Jano como condición de posibilidad para el amor

Ok. Bien. Vamos a ponernos teóricos. Lo que hemos querido destacar con ésta recreación pantomímica era la tesis que Eloy Fernández Porta ha expuesto en Emociónese así: «No vivimos en una cultura materialista y utilitarista donde los viejos y buenos valores se han perdido: vivimos en una cultura de raíz cristiana donde los valores que fundaron las diferencia entro lo íntimo y lo público, entre el amor y el dinero, siguen muy presentes, tanto más cuanto el espectáculo de su transgresión reafirma su poder simbólico». Y no sólo esto: «en el estadio del capitalismo en que nos encontramos [el fenómeno de la reificación de los afectos] no es solo un ente represor de la voluntad; es, sobre todo, un dispositivo productor de subjetividades, que las genera y las codifica a la vez».


            La imagen que Bauman y tantos otros presentan en sus estudios sociológicos no es una revelación esencial que tenga que impresionar a sus lectores en tanto se den cuenta de que hemos perdido el paraíso, que esa edad ya pasó y resulta que, encima, era de oro. Antes bien, de hecho, la consciencia de la mercantilización y reificación de los afectos, de los estragos perversos de un capital omnímodo que se ha apoderado de las personas, sus consciencias y sus relaciones, la encontramos muy extendida por el tejido social. Ese discurso condenatorio no es, por lo tanto, la excepción, sino la condición de posibilidad de otro discurso sobre el amor y los afectos.


            Esta idea que el verdadero amor romántico -irracional, gratuito, orgánico y privado- es contrario a las categorías del capitalismo es lo que Fernández Porta considera bajo el nombre de Falacia de Jano: «consiste en contemplar el pasado con ojos idealistas y filosóficos a la vez que se mira el presente con escepticismo sociologista». Paradójicamente, si algo define la ética mediática sobre los vínculos afectivos es el bombardeo constante de prescripciones, soluciones en diez pasos, panaceas instantáneas o largos caminos de aprendizaje que, lejos de exhortar la celebración dionisíaca, de incitar al sexo duro y sin amor, en fin, a la carnavalización absoluta y a la disolución final de las relaciones, se centran en la racionalización, intelectualización e indexación de las emociones, en la conformación de conductas y el trabajo en el comportamiento, en el auge de un nuevo sistema de valores que ponen al individuo y su interés como centro de elección racional.

            No hay, por lo tanto, extinción del amor romántico, sino redefinición, como muy bien saben los participantes de MYHYV. Si nos ocupamos de este programa en cuestión no es tanto que hito de una cultura decadente y podrida, sino como caso paradigmático y diáfano del nuevo dispositivo productor de subjetividades que tiene en el amor una de sus principales bazas. Eva Illouz denomina a este nuevo dispositivo ethos romántico: «en el marco de la cultura contemporánea, el amor se sitúa en la consciencia divide entre la utopía de la autorrealización creativa y el desencanto de saber que nuestra vida es la pálida sombra de las fantasías poderosas que crea la máquina de consumo».

            Hay por lo tanto una oposición entre las historias que nos contamos sobre la vida y la vida que nos montamos sobre las historias, entre las ficciones reales y las realidades ficticias. Los tronistas y los pretendientes de MYHYV son conscientes de la alta codificación de los discursos sobre el amor, aunque de veras no hayan leído nunca a Bauman ni a La Rochefoucauld con eso de que hay personas que jamás se habrían enamorado si no hubieran oído hablar del amor. "Sí, está bien -parece decir Rafa Mora, uno de los más conocidos participantes- quizá Luhmann tenga razón, y el amor no sea un sentimiento, sino solamente un código de comunicación simbólico de acuerdo con cuyas reglas de expresan, se formulan o se simulan determinados sentimientos, pero coño -seguiría diciendo el bueno de Rafa- ahí está Lucía La Piedra, emblema nacional y símbolo de la pornografía, la personificación absoluta de como la sexualidad puede ser reducida a un producto, manufacturada y consumida, pero, ¡mira, mira! también ella puede enamorarse, y no de un perfecto Ken, como cabría esperar, sino de Pipi Estrada, que hasta en el nombre es ridículo".
 
            Los protagonistas de MYHYV saben que poco o nada pueden usar la retórica del amor a primera vista, han flexibilizado el horario laboral de Cupido porque son conscientes que la retórica del amor romántico únicamente es consistente el 14 de febrero. En resumidas cuentas, saben que el amor tiene un valor moralmente más elevado que el sexo per se, y se preguntan, con Romeo, ¿es posible ser auténticos? Añadiendo, a la clásica pregunta: ¿es posible ser auténticos en medio de un plató de televisión, cuando estoy siendo económicamente retribuido para encontrar el amor, cuando los intereses materiales son los que marcan el compás de todos y cada uno de los acontecimientos? La respuesta no es solamente sí. La respuesta es: precisamente por eso vas a encontrar un amor auténtico, porque va a sobreponerse a todo eso.


            Ya no se trata tanto de fundar la relación en la atracción sexual (los tronistas hacen girar sobre su propio eje a los pretendientes, para admirar su cuerpo, pero sólo eso: todos saben que el exterior tampoco importa tanto), sino que deben fundarla en el conocimiento. El lenguaje que se usa para hablar de ese amor es el de "sinceridad", "compañerismo", "comunicación", "diversión", "trabajo", "cimientos", "construcción", etc.  En este sentido, el tempo de la relación es lento, pues, como apunta Fernández Porta, contra las relaciones frágiles y solubles «crecen y fructifican las relaciones sólidas. Al imaginar esa ilusoria relación pura, las parejas toman en cuenta varios factores, entre ellos la compatibilidad, el sentido del humor..o la certidumbre de vivir en una época en que ese vínculo es excepcional y valioso».

            Por lo tanto, MYHYV no es sino la escenificación final de ese proceso de elección racional aplicado a las emociones que permite las transacciones entre sus protagonistas en un Mercado Interaccional en el cual el capital emocional es la moneda de cambio (Randall Collins, 2005). Además reproduce a pequeña escala, como una caja china, el modelo de reafirmación del poder simbólico a partir de la transgresión: antes, cuando trazábamos la cartografía del plató y sus extramuros, así como el papel de alguno de sus personajes, apuntábamos a unos espacios de verdad. Mientras que el plató y el intercambio de pareceres mediático puede mostrarse como una penosa actuación y una pantomima guionizada, los encuentros, las citas -aquello que ha pasado fuera del programa o aquello que el protagonista no puede decir o no sabe decir porque está demasiado emocionado, y Emma Hermes debe acudir al rescate, aparece como la verdad esencial, aquello que transgrede los códigos- es el lugar donde la autenticidad puede hacer aparición.

            Mujeres y Hombres y Viceversa supone, en último término, la consagración de un ethos romántico basado en la racionalidad, en una concepción terapéutica del sujeto, que dispone sus relaciones en vista a su salud emocional, y que ve como un trabajo la creación de relaciones sólidas. Tras el Apocalipsis del trato interpersonal, es el workaholismo en las relaciones lo que, finalmente, si -como tronistas- ponemos manos a la obra para extraer conocimiento de los pretendientes, para así poder trabajar mejor, el excedente, la plusvalía de nuestro esfuerzo será el amor.

            "Dejemos atrás a Hollywood, a Federico Moccia y a Pablo Alborán: no nos montemos historias sobre la vida, montemos la vida sobre las historias. Eres tú el tronista de tu vida: el mundo es el mercado de pretendientes, pero cuidado no vayas a pillar una relación frágil y posmoderna, que de esas abundan. Tu esfuérzate, y ya verás".

            Podemos entender ahora porqué Fernández Porta alerta que «la fórmula de la originalidad en el capitalismo es la de los anuncios de burdeles: "contigo sí", fórmula que postula una elección meditada y selectiva en un contexto donde reinan la promiscuidad y la indistinción». 

1 comentario:

  1. Buenas,

    disculpa, habré llegado hasta tu blog de casualidad, y la verdad es que me he quedado atrapado en un bucle interesantísimo con tus textos pues engarzan perfectamente con cuestiones que trato en un trabajo de fin de máster que estoy elaborando sobre bataille y arte surrealista y el concepto de cut up como paradigma, el caso es que me ha redireccionado a la cita que te adjunto y me interesaría para trabajarla a priori antes de adquirir la lectura, preguntándome -si es el caso que cuentas con ella a mano- y me podrías especificar la página en que viene del libro, ya que en google books no aparece en vista previa. La mencionaré para un artículo mío y estaría interesado en concretar la localización vaya.

    Gracias de antemano. Saludos y felicidades por el blog!


    […] Falacia de Jano, que consiste en contemplar el pasado con ojos idealistas y filosóficos a la vez que se mira el presente con escepticismo sociologista. Esa falacia suele ser el resultado de tomar un caso extremo, presentarlo como si hubiese sido representativo de su momento histórico y cotejarlo con otro ejemplo hiperbólico del presente, siempre con la mirada puesta en un pasado que jamás se describe en detalle y siempre se explica de manera anacrónica. […].

    Fernández Porta, Eloy. Emociónese así: Anatomía de la alegría (con publicidad encubierta). Ediciones anagrama, 2012.

    ResponderEliminar