12.03.2011

David Cronenberg: la poética de la carne

Apuntes para hilvanar una mitografía del cine de Cronenberg.

1) Introducción: el hombre, un abismo
• Hombre. (Del lat. homo, -ĭnis).1. m. Ser animado racional, varón o mujer.
(Diccionario de la Real Academia Española)

• «Seguramente, de todos los entes, el más dífícil de pensar para nosotros sea el animal, porque de un lado le estamos ciertamente emparentados, pero del otro está separado de nosotros... por un abismo»
(Martin Heidegger, Carta sobre el humanismo)

• «Su situación en ese instante era la situación de un hombre parado sobre un terrible precipicio en el momento en que la tierra se abre debajo de él, ya oscila, ya se mueve, y por última vez se sacude, cae, lo arrastra el abismo, y mientras tanto el infeliz no tiene fuerzas, ni firmeza de ánimo para saltar hacia atrás, apartar sus ojos del precipicio abierto; el abismo lo arrastra y él salta, finalmente, en él, apresurando él mismo el minuto de su muerte»
 (Fiódor Dostoievski, El doble)


• «No he aspirado más que a la relojería del alma, no he transcrito más que el dolor de un abortado ajuste. Soy un completo abismo. Los que me creían capaz de un dolor entero, de un bello dolor, de carnosas y plenas angustias, que son una triste mezcla de objetos, una trituración efervescente de fuerzas y nunca un punto suspendido (..) están perdidos en las tinieblas del hombre»
(Antonin Artaud, El pesanervios)
2) El animal
• «Homo sapiens no es, pues, una sustancia ni una especie claramente definida; es, antes bien, una máquina o artificio para producir el reconocimiento de lo humano. Según el gusto de la época, la máquina antropogénica (..) es una máquina óptica (..) constituida por una serie de espejos en los que el hombre, al mirarse, ve la propia imagen siempre deformada con rasgos del mono»
(Giorgio Agamben, Lo abierto)

La mosca (1986)

• «no se trata aquí, sin embargo, de delinear los contornos ya no humanos y ya no animales de una nueva creación que correría el peligro de ser tan mitológica como la otra. En nuestra cultura, el hombre –lo hemos visto- ha sido siempre el resultado de una división y, a la vez, de una articulación de lo animal y de lo humano, en que uno de los dos términos de la operación era también lo que estaba en tela de juicio. Hacer inoperante la máquina que gobierna nuestra concepción del hombre significa por tanto no ya buscar nuevas –más eficaces o más auténticas- articulaciones, como exhibir el vacío central, el hiato, que separa –en el hombre- al hombre y al animal, aventurarse en este vacío: suspensión, shabbat tanto del animal como del hombre»
(Giorgio Agamben, Lo abierto)

• «el devenir animal del hombre, y en el hombre, significa – y exige- la disolución del nudo metafísico presente en la idea y en la práctica de la persona, a favor de un modo de ser hombre, ya no en camino hacia la cosa, sino finalmente coincidente sólo consigo mismo»
(Roberto Esposito, Términos de la política)

3) Fantasmafísica

Un método peligroso (2011)
• «Las tres fuentes de donde proviene nuestro sufrimiento: la supremacía de la natura, la debilidad de nuestro propio cuerpo y la insuficiencia de las estructuras que regulan las relaciones de los humanos entre ellos, en la familia, el estado y la sociedad».
(Sigmund Freud, El malestar en la civilización)
• «El hombre animal sólo deviene humano mediante una transformación fundamental de su naturaleza, una transformación que no sólo afecta los objetivos instintivos sino también los 'valores' instintivos, es decir, los principios que rigen la consecución de los objetivos
(Herbert Marcuse, Eros y civilización)
4) El sexo

•  «En última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado»
(Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal)

• «Y sin embargo, mira qué débil que soy, un soplo; sólo soy la mirada que te ve, sólo este pensamiento incoloro que te piensa. ¡Ah! Esas grandes manos de hombre que se abren. ¿Pero qué esperas? Los pensamientos no se atrapan con las manos
(Jean-Paul Sartre, A puerta cerrada)

Crash (1996)

•  «El erotismo es, creo yo, la ratificación de la vida hasta la muerte
(Georges Bataille, La literatura y el mal)

• «No hemos liberado la sexualidad, sino que la hemos llevado, exactamente, hasta el límite»
(Michel Foucault, Prefacio a la transgresión)
5) La violencia
«O bien se desencadena el mecanismo victimario y su unanimidad elimina a todos los testigos lúcidos, o bien no se desencadena, y los testigos permanecen lúcidos, pero no tienen nada que revelar»
(René Girard, Veo a Satán caer como el relámpago)

Una historia de violencia (2004)


«¡Qué voluptuosidad la de destruir! No conozco nada que acaricie más deliciosamente; no existe éxtasis comparable al que se saborea entregándose a esa divina infamia»
(Sade, Justine)
«el poder eres tú, pero tú no eres el poder. El poder te atraviesa como una corriente eléctrica, cruza tu cerebro como una tormenta y magnetiza cada una de tus aleladas neuronas, pero tú no le controlas. Él te controla a fondo y tu capacidad para sobrevivir radica en tu flexibilidad para sonreírle»
(Juan Francisco Ferré, Providence)
6) Coda: el hombre
«Ahora comprendo la muerte; no creo que me haga mucho daño. He conocido el odio, el desprecio, la decrepitud y otras muchas cosas; incluso breves momentos de amor. De mí no quedará nada, y no merezco que nada me sobreviva; habré sido un individuo mediocre en todos los aspectos».
(Michel Houellebecq, Plataforma)
«El mal, considerado sinceramente, no es sólo el sueño del malvado, sino que en cierto modo es también el sueño del bien. La muerte es el castigo, buscado y aceptado, de ese sueño insensato, pero nada puede impedir que ese sueño sea soñado».
(Georges Bataille, La literatura y el mal)
«Nadie se acuerda del alma, ese viejo dispositivo de conocimiento y reconocimiento, y todos sus accesorios culturales y morales labrados a lo largo de siglos de distintas civilizaciones. Que yo, de entre todas las criaturas de este mundo, tenga que proclamar esa verdad esencial. Parece mentira. Así va el mundo, hacia su destrucción manifiesta, que no será, pobres poetas, pésimos inventores, un Apocalipsis espectacular, una gran fiesta con fuegos artificiales místicos y revelaciones transcendentales en un cielo digitalizado, sino una caída completa en la banalidad, un ocaso de la grandeza, un hundimiento total de la vida en su sentido moral y un eclipse de la inteligencia en las simas de la trivialidad más absoluta y absorbente, como un programa de televisión eterno»
(Juan Francisco Ferré, Providence)

Videodrome (1983)


No hay comentarios:

Publicar un comentario